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miércoles, 14 de mayo de 2014

Censura en la literatura infantil



La literatura infantil nos lleva a distintos mundos por los cuales podemos viajar. En estas obras literarias tenemos dos actores que van a ser fundamentales: por un lado, el autor (contexto de producción) quien va a plasmar en su libro todas sus experiencias, creencias, ideologías, etc. y por otro tenemos al lector (contexto de recepción), quien por medio de sus vivencias va a dar la interpretación a la obra, es decir, los libros debemos entenderlos como obras abiertas, ya que siempre están existiendo reflexiones nuevas del texto, la lectura se convierte en una aventura interpretativa libre (Eco,1987)1. Muy ligado a esto se encuentra lo que nos habla Bajtin (1979)2 a cerca de la red de redes que encontramos en los discursos, es el lector quien va a dialogar con el texto, por medio de su experiencia personal, es decir, las obras continuamente se estarán renovando gracias a los discursos de infinitos discursos que podemos encontrar. Es importante señalar que las obras siempre tendrán dos factores que inciden en ellas, el ser temporal y local, pues las obras son adecuadas a un tiempo y a un espacio específico (material del diplomado LIJ,  2014).

El hecho de que los libros puedan tener variadas interpretaciones, influenciadas por las experiencias personales y a su vez por el contexto social, ha hecho que en variadas ocasiones la literatura infantil sea censurada, entendiendo esto como la postergación o anulación del criterio literario en pro de otras consideraciones: políticas, religiosas, ideológicas en general (material del diplomado LIJ,  2014). Si nos basamos en lo que nos dice la RAE, podemos señalar que la censura se entiende como un “dictamen o juicio que se hace o da acerca de una obra o escrito”3. Esta censura no solo se ha da en países dictatoriales, los cuales tienen ciertos lineamientos de lo que se deber hacer, leer, etc. sino que a nivel general se censuran los libros cuando creen que los valores que  se están entregando no son los acordes a lo que se quieren mantener como sociedad (Carranza, 2009), es decir,  se sigue pensando que en la literatura infantil tiene que ir todo dicho, de manera clara y concisa sin dar espacio para que los niños puedan reflexionar y criticar lo que se les está presentando, aun se ve a los niños como meros consumidores de valores pero no de buenas narraciones, las cuales pueden hacer fluir la imaginación, conocer nuevas realidades aun más en los niños, quienes tienen una mayor facilidad. 
Debido a lo señalado anteriormente, se puede decir que seguimos trabajando con textos que circulan en una dinámica de centro-periferia (Lotman). En donde el centro es la permanencia y la inmovilidad, es decir, la literatura clásica. La periferia, en cambio, es el espacio de lo nuevo, lo experimental, lo que –incluso- no es considerado parte de la cultura. Es el lugar de movilidad y de surgimiento de nuevas manifestaciones (material del diplomado LIJ,  2014), las cuales no se podrán ver si como sociedad se sigue censurando los textos que vayan encontrar de los cánones establecidos .

A modo personal creo que es muy importante que los libros entreguen valores, sobre todo en los primeros años donde estamos formando a sujetos netamente sociales, y por esto mismo considero que es una responsabilidad social que de pequeños fomentemos la mirada reflexiva  y critica en los niños, para que podamos lograr buenos lectores, y no alumnos que solo sean capaces de extraer información, sin comprender lo que se está leyendo.  

A continuación se presentan 5 libros de literatura infantil, los cuales en alguna época fueron censurados por sus contenidos:

Torre de Cubos (1979): Fue censurado por su “ilimitada fantasía”. La resolución N°480 que prohibió a La torre de cubos, con fecha del 23 de mayo de 1979, dice: “Que del análisis de la obra La torre de cubos se desprenden graves falencias tales como simbología confusa, cuestionamientos ideológicos-sociales, objetivos no adecuados al hecho estético, ilimitada fantasía, carencia de estímulo espirituales y trascendentes…”4



Cuentos para chicos traviesos (1973): Del autor francés Jacques Prevert, en el que los animales, avestruces y dromedarios, se ríen de los hombres y de cómo estos se adueñan de otros hombres, de los abusos que cometen por ejemplo los blancos con los negros en África o del león encerrado que es golpeado por su domador. De alguna manera, cada historia muestra aquello que los hombres no aceptan, sus delirios de grandeza, esa gran capacidad de disponer de otro y de usarlo como si fuera su dueño, sumado a la ironía adaptada a conversaciones de gran originalidad, parodia y humor 5


Un elefante ocupa mucho espacio (1976): El libro de Elsa Bornemann, (fue elegido para integrar la Lista de Honor) del Premio Internacional "Hans Christian Andersen", otorgado por International Board on Books for Young People, con sede en Suiza. Un año después era prohibido en la Argentina por relatar una huelga de animales. El decreto, fechado el 13 de octubre de 1977, incluía también a El nacimiento, los niños y el amor, de Agnés Rosenstiehl, editado —junto al de Bornemann— por Librerías Fausto.
(Señalaba el decreto militar:) "En ambos casos se trata de cuentos destinados al público infantil, con una finalidad de adoctrinamiento que resulta preparatoria a la tarea de captación ideológica del accionar subversivo (...) De su análisis surge una posición que agravia a la moral, a la Iglesia, a la familia, al ser humano y a la sociedad que éste compone." 6




Cinco dedos es un libro infantil (1977): Escrito en Berlín Occidental- en el que una mano verde persigue a los dedos de una roja que, paa defenderse y vencer, se une y forma un puño colorado. Publicado en la Argentina por Ediciones de la Flor, el cuento fue prohibido el 8 de febrero de 1977 —según la fecha del Boletín Oficial— por tener "finalidad de adoctrinamiento que resulta preparatoria a la tarea de captación ideológica, propia del accionar subversivo" 7.


Bibliografía

1.      Eco, U. (1987). “El lector modelo”. Lector in fabula, Barcelona, Lumen. Página 1.


Webgrafía

2.      Igartua, I. (s/f). “Dostoievski en Bajtín: raíces y límites de la polifonía”. Extraído el día 12 de mayo del 2014 http://e-spacio.uned.es/revistasuned/index.php/EPOS/article/viewFile/10018/9558
3.      RAE (2009). Significado de CENSURA. Extraído el día 12 de mayo del 2014 http://lema.rae.es/drae/?val=censura
4.      Oliva, J. (s/f) “educación y memoria”. Extraido el día 13 de mayo del 2014 http://www.comisionporlamemoria.org/investigacionyense%C3%B1anza/dossiers/dossierlibros.pdf
5.       Oliva, J. (s/f) “educación y memoria”. Extraido el día 13 de mayo del 2014 http://www.comisionporlamemoria.org/investigacionyense%C3%B1anza/dossiers/dossierlibros.pdf
6.      Revista Imaginaria, “Fragmento del fascículo: Un golpe a los libros (1976-1983)”. Extraído el día 13 de mayo del 2014 http://www.imaginaria.com.ar/04/8/prohibidos.htm

7.      Revista Imaginaria, “Fragmento del fascículo: Un golpe a los libros (1976-1983)”. Extraído el día 13 de mayo del 2014 http://www.imaginaria.com.ar/04/8/prohibidos.htm

lunes, 5 de mayo de 2014

¿Qué es la literatura infantil?
En base a diversos autores.




La literatura infantil conjuga dos aspectos que la caracterizan, primero tenemos que actúa como refugio, ya que despierta en los niños(as) la imaginación, reflexión, desarrolla la memoria, valores y sentido crítico (como dije en la entrada anterior) y como segundo factor  tenemos que puede actuar como ventana, debido a que esta nos permite viajar a  un nuevo mundo, nos ayuda a conocer nuevas realidades, ampliar los conocimientos,  a mejorar el lenguaje, ampliar el vocabulario y la ortografía.  Ambos factores se complementan posibilitando que los niños se sumerjan, se enamoren  y vivan cada fragmento de la literatura.  

Gemma Lluch nos señala que la literatura infantil son los “diferentes tipos de textos literarios o paraliterarios los cuales son pensados o comercializados o editados en colecciones dirigidas sobre todo a un público infantil y juvenil”, esta literatura se encuentra cada vez más en boga, debido al aumento que ha habido gracias a las políticas gubernamentales como a iniciativas que han tenido privados, ayudando a que editoriales comiencen a incursionar en el ámbito de la lectura infantil, teniendo de este modo un repunte la literatura infantil en nuestro territorio.  Como nos señala Lluch la literatura infantil “tiene por sobretodo un interés editorial y comercial” , el aumento de ejemplares ha ido dirigido a temas cada vez más relevantes para los niños logrando hacerlos más cercanos, para así incentivar al público que se apunta. Cabe destacar el trabajo que están realizando los ilustradores, encantando con sus diseños al público más pequeño y de esta manera acercándolos a una corta edad a los libros, como ejemplos también tenemos el auge del cómic, los libros “conmemorativos”, la recuperación de clásicos, y el aterrizaje actual del libro electrónico (Fernández, 2009 citado en Colomer, 2010, p:215).

Si bien la literatura infantil ha tratado de ser definida y diferenciada de la “otra literatura” coincido  con Liliana Bodoc quien nos señala que la literatura infantil  “podemos pensarla, amarla y defenderla sin que podamos, en cambio, definirla categóricamente” (2010, p:244) ya que, por más que se presenten elementos los cuales intenten distinguirla, literatura infantil al igual que “la otra” es arte, apuntando a poder proyectar en páginas un nuevo universo para el lector, el cual sea capaz de introducirse en ésta y disfrutar de las variedades que podamos encontrar.

En base a los textos leídos, puedo señalar que a lo largo de la historia se ha infantilizado la literatura infantil, viéndola netamente como textos para niños, teniendo que hacer libros “fáciles” de leer, comprender, con un limitado vocabulario y con tramas probadas ya en el mercado para  así aumentar las ventas, es decir, el autor al momento de realizar su obra mantiene una visión probablemente subjetiva de la noción de infancia (Rosell, sin año, p: 3) la cual hace que muchas veces nos limitemos en los temas a tratar. Hay que tener presente que  los niños además de ser destinatarios, “son el trozo de cristal polifacético, fotosensible y fecundo” (Rosell, sin año, p: 3) que ve de manera distinta el mundo, posee sus propias interpretaciones y representaciones de éste, a un libro pueden darle cientos de sentidos, la obra cada vez que es leída puede ser reelaborada. Eso es lo que se debe aprovechar, impulsando a que los niños vivan los libros, se fascinen con ellos y es aquí donde los mediadores son el punto principal, de nada vale un excelente ejemplar si nadie o muy pocos saben que existe, hay que renovarse, investigar, los mediadores deben ser cada día más “busquillas”, por esto es imprescindible que “saboreen” estos textos, se encandilen, y gocen con la lectura infantil,  para que de esta manera los niños puedan hacerse participes del circuito literario, ya que es muy difícil lograr involucrar a los niños con la lectura si son los mediadores quienes se sienten ajenos y pocos incentivados con ésta.